miércoles, 23 de julio de 2014

Presentamos el Programa Nacional de Detección Temprana de la Dislexia

Una iniciativa elaborada por los diputados Daniel Kroneberger y Francisco Torroba

Junto a Francisco Torroba presentamos un proyecto de ley para Crear el Programa Nacional de Detección Temprana de la Dislexia, que tendrá por objeto establecer un sistema de prestaciones básicas para la detección temprana, prevención y asistencia de la dislexia. El programa tendrá como destinatario a todos los estudiantes que concurran a escuelas públicas, de gestión estatal o privada, en los distintos niveles de educación, y en escuelas especiales.

Dislexia ¿qué es?
Es la dificultad para aprender a leer de forma fluida a pesar de ser niñas y niños inteligentes, con motivación y escolarización. La lectura les cuesta mucho, es lenta y tienen frecuentes errores como: omisiones de letras o silabas (olvidar leer una letra o sílaba), sustituciones (leer una letra por otra), inversiones (cambiar el orden de las letras o silabas), adicciones (añadir letras o silabas), unión y fragmentación de palabras (unir y separar palabras de forma inadecuada) y rectificaciones, vacilaciones y saltos de línea durante la lectura.
La Autoridad de Aplicación será, por un lado, el Ministerio de Salud, que será responsable sanitario en la implementación del programa, y por otro, el Ministerio de Educación en lo concerniente a los componentes educativo del Programa Nacional de Detección Temprana de la Dislexia.
Muchas veces, se asocia a otros problemas como son: trastorno de déficit de atención e hiperactividad, disgrafía (escritura defectuosa sin que presente un importante trastorno neurológico o intelectual), disortografía (errores de la escritura que afectan a la palabra y no a su trazado o grafía), discalculia (dificultad innata para el procesamiento de los números, el cálculo aritmético y la resolución de problemas), trastorno del desarrollo de la coordinación (torpeza, mala coordinación y facilidad para caerse).
Es una dificultad importante que perdura a lo largo de la vida. Así pues, se debe empezar pronto con un tratamiento encaminado a que estas niñas y niños adquieran los conocimientos fundamentales para conseguir el éxito académico.

En cuanto a la Asignación presupuestaria: 
Los gastos que demande la implementación de la presente ley serán solventados con las partidas presupuestarias asignadas anualmente al Ministerio de Salud y al Ministerio de Educación de la Nación.

Más información sobre Dislexia y sobre el programa que presentamos:
El primer paso para ayudar a nuestra hija o hijo, será que todas las personas involucradas en el aprendizaje sepan el diagnóstico: padres, profesores y la propia niña o niño.
A lo largo de los primeros ciclos de educación, gracias a la gran plasticidad cerebral en esta etapa, se hará unentrenamiento intensivo para la adquisición de la conciencia fonológica (correspondencia grafema-fonema).
Para mejorar en la lectura, como en cualquier otra habilidad que queramos acrecentar, la base es practicar. Hay que tener en cuenta el gran esfuerzo que es para ellos el leer. Hay que hacer fácil esta tarea sin forzar. Les hace falta leer las palabras más veces que una niña o niño sin dislexia, para poder reconocerlas.
En los últimos ciclos de primaria y secundaria, la plasticidad cerebral va siendo menor. Por ello, el tratamiento se basa en buscar estrategias para compensar las dificultades a través de adaptaciones escolares: metodológicas, de evaluación y curriculares (darles más tiempo, uso de programas informáticos, no contar faltas de ortografía…)
El tratamiento debe ser intensivo, durante mucho tiempo y empezando lo más pronto que se pueda. Siempre a través de tareas que se basen en la lectura. Hay que huir de otros tratamientos cuya eficacia no ha sido probada científicamente como son las gafas coloreadas, el entrenamiento visual, terapias para la “lateralidad cruzada”, suplementos alimenticios.
En nuestro contexto alfabetizado, se estima que los niños que, en las pruebas de lectura, tienen resultados por debajo del nivel que va del 5 al 10 por ciento, tienen una desventaja severa, aunque su problema probablemente hubiera pasado inadvertido hace dos siglos, cuando sólo una parte de la humanidad aprendía a leer.
La dislexia es una dificultad para leer de manera fluida. Según varias investigaciones, la sufre entre el 5 y el 10% de la población. Esto significa que en la gran mayoría de las aulas argentinas hay al menos uno o dos estudiantes que sufren este trastorno. Frente a este panorama, el gobierno de la provincia de Buenos Aires emitió una resolución pionera para fomentar la detección temprana de la dislexia y para que las escuelas se adapten a las necesidades de estos chicos. Las familias apuestan a que la nueva normativa contribuya a visibilizar el problema y a mejorar el desempeño escolar de estos alumnos. Es que, en un modelo escolar en el que la lectura y la escritura ocupan un lugar central, la dislexia se vuelve una de las principales causas de fracaso escolar.
Esta medida es un gran avance para la inclusión justa de niños que día a día realizan un esfuerzo enorme por llegar al nivel de la clase. Son tratados como poco inteligentes y denigrados en su autoestima, cuando en realidad son brillantes o ‘normales’ en otras áreas no valoradas a la hora de evaluar los procesos de aprendizaje, como la oralidad, la creatividad y la expresión artística”, explicó la psicopedagoga Rufina Pearson, creadora del método JEL (Jugando Enseñamos a Leer), que brinda herramientas para que docentes y psicopedagogos puedan estimular a los chicos, ayudarlos a desarrollar estrategias ortográficas y fonológicas, y detectar de manera temprana las dificultades en la lectoescritura.
El grado de arbitrariedad que tiene el punto de corte de la dislexia puede llevar a la conclusión errónea de que la dislexia es una pura construcción social, vinculada con la sobre medicación dominante, que tiende a confundir los problemas del comportamiento con los problemas de la salud. Este no es el caso. Varios indicadores apuntan a los orígenes cerebrales de la dislexia. Estudios genéticos en cientos de familias confirman que las habilidades lectoras son heredables. Los gemelos, que comparten en esencia el mismo material genético, tienen resultados que se correlacionan mucho más que los de los mellizos del mismo sexo, que comparten sólo la mitad de su genoma. Dentro de una familia, si un niño sufre de dislexia, sus hermanos tienen un 50 por ciento de posibilidades de ser disléxicos también.

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